Desde hace varios años, las y los artistas e influencers del momento se ven presionados a opinar sobre la coyuntura política de turno. Ya sea que estén a favor o en contra, siempre reciben una ola de críticas y amenazas de todo tipo, que a veces se convierten en campañas que los intentan cancelar por pensar diferente.
En el último tiempo, Lali Espósito y Emilia Mernes quedaron envueltas en dos polémicas puntuales de este tipo: la primera, por manifestarse en contra del ajuste liderado por Javier Milei, principalmente en materia sociocultural; y la segunda, por negarse a dar su opinión al respecto. Lejos de entrar en vagas comparaciones sin sustento real, ambas cantantes demuestran que esta dicotomía está cada vez más presente en la sociedad y que, en vez de ser constructiva, es literal y completamente destructiva.
Espósito viene recibiendo críticas incluso mucho antes de manifestarse en contra de los libertarios a través de un tuit tras las Paso del 2023. Las excusas son infinitas y la lista, extensa: porque es referente de la comunidad LGBTIQ+, porque cobra por sus shows, porque es amiga de Moria Casán, por sus videos, etc. Sin embargo, la cantante siempre se mantuvo firme en su postura y, desde el respeto, promulgó el amor sobre el odio y el diálogo sobre la censura.
Por su parte, Mernes no había sido cuestionada sobre temas políticos hasta la semana pasada en España cuando una periodista de Europa Press quiso saber su opinión sobre los recortes que está realizando el presidente Javier Milei en materia cultural, pero ella se negó a responder la pregunta y pidió la intervención de su agente, quien exclamó: “No vamos a hablar de política”.
Las consecuencias del silencio de Emilia
Al día siguiente, el álbum que Emilia estaba promocionando ocupó un segundo plano ya que las redes sociales y los portales de noticias se hicieron eco de su silencio y muchos la tildaron de “tibia” por no querer emitir juicio frente a los cambios que quiere llevar adelante el nuevo Gobierno.
¿Y si de verdad no tenía nada para decir al respecto? ¿Por qué exigimos que las y los artistas hagan pública su postura sobre ciertos temas? ¿Cuáles son las causas que llevaron a Emilia, como a otros cantantes, músicos y compositores, a evitar una pregunta de coyuntura política? ¿Qué pasa con intérpretes como Lali que, digan lo que digan, la gente los pone de un lado u otro de la brecha?
Tras la polémica con Emilia, en las redes sociales aparecieron un montón de videos donde artistas como Lady Gaga o Madonna se juegan por sus ideas, sin importar el qué dirán. Hace casi 12 años, Gaga dio un poderoso discurso luego de que el gobierno amenazara con arrestarla por promover los derechos de la comunidad LGBT en su concierto en Moscú.
“¿Son lo suficientemente valientes para que no les importe lo que la gente dice de ustedes? Cuando me dijeron que si venía a Rusia me iban a arrestar, dije: ‘Arrestenme. Me importa un carajo lo que la gente diga’”, expresó en ese momento.
Callar por conveniencia
A mediados del año pasado, la rapera Villano Antillano (que se popularizó en Argentina luego de su BZRP Music Sessions #51) habló sobre aquellos artistas que no quieren hacer públicas sus opiniones en materia ideológica y aseguró que “es bien fácil no involucrarse con la política cuando la política no te afecta”.
“La mayoría de los artistas que están en el tope no van a posicionarse políticamente porque no quieren perder dinero. Es muy triste anteponer el dinero a la vida de un montón de su ‘fanaticada’ porque están donde están gracias a las mariconas y maricones de la comunidad LGBTIQA+, que los siguen desde que empezaron. Es bien triste ver cómo ‘guardamos silencio’ y ‘nos quedamos calladitas’ porque no queremos incomodar a otros sectores para no perder dinero”, remarcó, en diálogo con la radio vasca Gaztea.
Al igual que cualquier persona, Emilia está en todo su derecho de no dar a conocer su opinión sobre Milei, al igual que Lali está en todo su derecho de cuestionar sus medidas. Sin embargo, Mernes cometió el error de pedirle a su representante que hable por ella. Su silencio fue tan rotundo e inexplicable que llamó fuertemente la atención y se ganó el repudio generalizado.
Las y los artistas no deberían tener la obligación de hacer públicas sus posturas, pero sus opiniones son muy importantes para sus fanáticos y también para la sociedad en general porque, por alguna razón, tienen millones de personas que los siguen en todo el mundo y que confían en ellos.
Una responsabilidad sin obligaciones
Hoy en día, muchas figuras públicas como periodistas, panelistas y políticos perdieron la influencia que antes generaban en sus audiencias. Por lo tanto, el foco de atención recae en aquellos que tienen miles de seguidores y/u oyentes mensuales, en las letras de sus canciones y en sus posturas políticas frente a diversos temas, desde cultura hasta medio ambiente.
“Los artistas tenemos una responsabilidad por el impacto que tenemos en la sociedad. Hay mucha gente que nos escucha de verdad. Siempre elegí expresar mis reflexiones sobre temas sociales y humanos a través de mi música y mis redes. Siempre tuve el objetivo de crear un arte que invite a la reflexión y el diálogo”, señaló María Becerra hace unos días en diálogo con la radio chilena Pudahuel.
Muchas personalidades musicales tienen un alto impacto en la sociedad. Por lo tanto, cuando ponen en diálogo temas de interés popular con respeto, inclusión, empatía, y desde una perspectiva de género y de derechos humanos, su trabajo adquiere mayor valor y sentido.
No deberían tener la obligación de hacerlo porque incluso pueden no estar informadas sobre cada cosa que pasa en el mundo, pero el silencio también es una respuesta política. Cada artista tiene que tener en cuenta que va a ser consultado al respecto (más en materia cultural) porque, quieran o no, a sus seguidores les importa. Entonces, a ellos también debería importarles.
