“Muy buenas tardes, maestro. ¿Cómo estamos? Acá yo estoy con un poquito de gripa por el cambio del tiempo, del Caribe al frío... un poco de quilombo… ¡la reconcha de la lora!”. Diego El Cigala está de buen humor. Atiende el llamado de VOS recién llegado a Madrid y dejando atrás las paradisíacas playas de Punta Cana, donde se radicó hace varios años.
Como sabe que está hablando con un argentino, se despacha con un insulto clásico de nuestra jerga, que se le pegó “en San Telmo, viendo al Boca y comiendo choripán”.
El genial cantaor flamenco volvió a su país a ver a sus “chiquititos”: su hija Aurora (4) y Manuel (5), fruto de la relación que tuvo con Kina Méndez y que no terminó de la mejor forma. “Llevo un año sin verlos, y tengo muchas ganas”, dice ilusionado.
Además de ese reencuentro, El Cigala está celebrando su vuelta a los escenarios, que lo encuentra con un disco nuevo (Cigala canta a México), una exquisita selección de rancheras y boleros, pero con su sello.

“Joder, hermano, girar es una de las maravillas del mundo cuando se hace un disco que es como un hijo, pero que por esta puta pandemia me lo metieron en un cajón, entre tantas víctimas, destrozos, sueños rotos e ilusiones que se han ido al carajo, con perdón de la palabra”, insiste.
Ahora, muy apegado a la religión, le da gracias a Dios por el hecho de estar con salud y haber superado la pandemia. “Me pilló en Punta Cana y estando con mis hijos. Al hacer tanto calor, fue como que el virus no llegaba a atacar tan fuerte. Me la pasé todo el tiempo que pude con mis hijos, algo que no podía hacer porque siempre estaba de gira. Eso me valió para reconciliarme con ellos mucho más, ser más consciente y estar más con nuestro Señor bendito”.
Volver a tocar, y a emocionarse
Esta gira lo volverá a traer a Córdoba el próximo miércoles 23 de marzo en el Espacio Quality. “Necesito de verdad volver a ese reencuentro musical con mi público, que disfruten como yo, y transmitirles algo que yo quiero transmitir desde el primer momento, que es emoción”.
–Hiciste un disco de tangos, de boleros, de salsa. Ahora, pasás a la ranchera y a los boleros mejicanos. ¿Tu forma de interpretar es una atmósfera que podés llevar a cualquier género?
–Yo creo que sí... no por nada, pero ya flamenco soy, ¿verdad? Desde que me acuesto hasta que me levanto. Pero me gustan mucho la armonía y la musicalidad. Escucho muchas clases de música, como Mozart, Beethoven, Händel, Maria Callas, Ray Charles, Michael Jackson, Stevie Wonder, Frank Sinatra, Tony Bennett, Amy Winehouse, Chick Corea... o sea que mi cabeza está abierta a un mundo musical. Siempre estoy buscando a los genios, gente que escucho y me hace llorar. Y de ahí aprendo yo.
En este último disco dedicado a México, dice que se inspiró en Vicente Fernández (quien lo recibió en su rancho), en Chavela Vargas y en su “querido” Armando Manzanero. Además, contó con las colaboraciones de Los Macorinos, de Los Mariachis Vargas de Tecalitlán, de La Sonora Santanera, de Los Panchos. “Es un disco que está lleno de colores, pero quería que estuviera el México profundo y lindo, sin salirse de lo que es Cigala y esta voz flamenca que no es ortodoxa, sino musicalidad, armonía y más que nada, hermano Diego, que tiene interpretación. Hay que meterse en el pellejo de las canciones”, confiesa.
Y al escucharlo, uno nota que su magia, eso de sentir que se le va la vida en cada canción, sigue intacta.

20 años del disco que le cambió la vida
Este año se celebrarán dos décadas del lanzamiento de Lágrimas negras, una obra maestra que perpetró junto con el gran pianista cubano Bebo Valdez y que fue un parteaguas en su historia personal.
El Cigala no puede creer que ya haya pasado tanto tiempo. “Parece que fue ayer, tío... 20 años ya, con mi querido Bebo. Lo recuerdo como el primer día, cuando fuimos a los estudios Musigrama (de Madrid), y lo grabamos en tres días y tres noches. Yo no había cantado a piano en mi puta vida... perdón por la palabra. Fue Bebo quien me hizo sentir así”.
El cantaor recuerda que las únicas canciones que él sugirió para el repertorio fueron Corazón loco, La bien pagá e Inolvidable. “Yo no había cantado nunca Eu sei que vou te amar, de Vinicius de Moraes, por ejemplo. Y fue tal la emoción en ese estudio que allí lloró hasta el apuntador. Fueron tres noches que vengan lágrimas y lloraderas, que se pueden ver en el video en el que estoy en una cabina grabando y llorando como un niño, sólo de ver en la otra cabina a Bebo, una institución”.
Lo curioso es que, según recuerda, en España no creían para nada en esa fusión que propuso el disco. “Decían que era una españolada más, y nadie quería el disco. Luego con el boca a boca empezaron a regalarse los discos hasta que se hizo disco de doble platino y luego ya las disqueras empezaron a invertir”.
–Fue como si te abrieran las puertas del mundo.
–Enteras. Ahí llegué a México, que es la puerta para triunfar en Latinoamérica. Quien no conquista un Auditorio Nacional no llega. Nosotros tuvimos esa oportunidad y no la dejamos pasar.
Su rutina en Dominicana
En marzo de 2014, El Cigala recibió la ciudadanía de República Dominicana, país con el que tiene una relación de cariño profundo. Allí, comenta, además vivir en una zona paradisíaca, tiene una rutina diaria en la que sale a caminar por la playa, por las mañanas, tras haber tomado sus jugos de frutas. “Luego me vuelvo a casa y me pongo a jugar al Fifa en la PlayStation, y, por cierto, lo hago con las grandes leyendas: elijo a Maradona, a Kempes, a Messi, a Pelé... Me hago el equipo de la historia (risas)”.
Tras esto, El Cigala confiesa que a diario realiza sus oraciones. “Soy muy cristiano, lo dejo todo en las manos del Nazareno. Necesitamos mucho de Dios, la juventud no quiere hacer caso, pero está el final de los tiempos... La llegada del Padre está pronta y tenemos que estar preparados para estar con Jesús”, dice en plan místico.
Sin embargo, rápidamente aclara que él no necesita de “una iglesia, de estatuas, de maderos ni de crucifijos” para estar cerca de Dios. “La lección de vida que yo he aprendido es hacer el bien sin mirar a quién, porque nadie lo ha hecho conmigo”.
–Dominicana es uno de los centros de la música urbana. ¿Algún referente del género te buscó para grabar un “featuring” con vos?
–Sí, acaba de pasar con Farruko. Estamos viendo. Me ha mandado el tema. Es una persona maravillosa, chébere. Estoy pendiente de que me llegue el tema para escuchar. Espero que haya algo con elocuencia, porque no me voy a tirar al barro sin saber. Yo respeto mucho las músicas urbanas, las tendencias de hoy que no son las mías, pero para hacer una colaboración de esta clase hay que medirla muy bien para que no sea un despilfarro. Ya veremos.
–¿Y qué opinás de tus compatriotas Rosalía y C Tangana, que también han abrazado la fusión?
–La verdad es que no he escuchado a Tangana. Me han hablado de él y lo respeto muchísimo, deseo que le vaya superbién y que Dios me lo bendiga mucho. A Rosalía sí la he escuchado y no me parece mal, me parece una muchacha que tiene un carisma fuerte, y le gusta mucho el flamenco. Yo soy su fan y la admiro, y parece ser que a ella le gusta lo bueno: Camarón de la Isla, Cigala, El Canijo de Jeréz. Pero flamenco es una cosa y el flamenco urbano es otra cosa. Algún día me gustaría grabar algo juntos, estaría chulo, siempre y cuando sea en mi terreno, el del flamenco.
Su visión de los derechos de la mujer y el hombre
El año pasado, Diego El Cigala fue detenido en Madrid a partir de las acusaciones de maltrato físico y psicológico de su pareja, Kina Méndez. Si bien fue liberado a las pocas horas, la relación con la madre de sus dos hijos menores no tuvo vuelta atrás. En 2014, ya había sido noticia, con revés judicial incluido, al haber sido condenado a un resarcimiento económico por maltratar a una azafata en un vuelo, cuando la mujer se negó a guardarle un traje.
Por eso, vale preguntarle si el contexto de empoderamiento femenino que vivimos lo ha llevado a deconstruirse en algún sentido. Pero la respuesta del cantante va más por el plano judicial, con una lectura marcada por su historia personal. “Qué bueno que la mujer esté más empoderada y protegida por la Justicia, pero, como hombre, no podemos hacer nada. Tú eres inocente, discutes con tu pareja matrimonial de años, esta mujer se enfada, va y te pone una denuncia y el hombre no tiene ningún derecho a nada. Creo que es un poco fuerte”, empieza diciendo.
“La Justicia debería de ser válida para todo el mundo igual. Yo creo que todos tenemos el mismo derecho, hermanito mío, ¿vale? Tanto la mujer como el hombre, pero que haya una balanza, no todo para la mujer y para el hombre nada, ni viceversa. Esto tiene que ser fifty-fifty (50-50). Yo lo que quiero es vivir en paz, con mis hijos, que los quiero más que a nadie en el mundo entero, y lo demás ya pasa. Cuando una pareja no llega a comprenderse, pues se separa, pero una separación justa. Que ambos vivan a gusto y puedan ver a sus hijos. No hay por qué llegar a otros extremos. Vivan las mujeres que sin ellas el hombre no podría ser nada, y viceversa”.
Para ver en vivo
Diego El Cigala en vivo. Miércoles 23 de marzo a las 21.30 en Espacio Quality. Entradas: de $ 3.360 a $ 8.400, en Ticketek.com.ar.