Con el signo de la lluvia marcando la ciudad desde temprano, Villa María se abrigó hacia la noche para transitar, entre el fresco del afuera y el fervor del Anfiteatro, la jornada más popular y electrizante del 56º Festival de Peñas.
El estadio se iluminó con la vibrante energía del cuarteto, desafiando el clima con su propia dosis de calor humano y musical. El “anfi”, casi al máximo de su capacidad, anticipaba una cuarta noche memorable, con algunos artistas locales, referentes del género y nombres en ascenso de la música popular de Córdoba.
La banda villamariense El Rumbo inauguró la noche con una breve pero enérgica actuación. Presentada por por Santiago “Colorete” Gianola, su paso por el escenario fue un preludio acotado para perfecto para la apertura oficial del espectáculo, a cargo de la escuela de danza Passion y con una coreografía especialmente diseñada para esta noche de cuarteto.
Luego llegó con DesaKta2, grupo que tomó el escenario con fuerza y entusiasmo. Con Joaquín Martín y Fernando Olmedo al frente, la banda activó al público con éxitos como Inocente y Un finde, manteniendo ritmo sin pausa. La seguidilla de covers, incluyendo temas como Bombona y El jefe, mantuvo la energía en su punto más alto.
Para cuando DesaKta2 dejó el escenario, a eso de las 21, el estadio se mostraba repleto como no se había visto en las noches anteriores.
Acto seguido, Vacomoloko arrancó con la garganta de Elías Murúa al frente, sosteniendo casi sin parar una versión tras otra de temas como Soy yo, Lo dejaría todo, Cuéntale o Quédate. Por sus giros en la voz y por algunos de sus gestos, Murúa camina muy cerca del perfil de “la Mona” Jiménez, referencia que se potencia al enumerar los barrios y ciudades de procedencia del público.
Dentro de la banda, también como vocalista, está Lourdes Montiel, quien ganó protagonismo al frente del escenario con Quiéreme y 500 pesitos.
“El Keso” y “la Muela”
A las 22, el relator y locutor Matías Barzola leyó un retrato épico de lo que fue el comienzo de la banda que encabezan Rubén Pavón y Eugenia Quevedo.
Un viaje hacia la fibra íntima de las historias personales de “el Keso” y “la Muela”, para poner a La Banda de Cárlitos en otra frecuencia y darle a la noche del cuarteto un primer salto de solvencia musical apreciable. “Crean en ellos”, pedía Barzola en el comienzo. Y había con qué creer.
Supiste hacerme mal y Supera fueron los temas del comienzo, para luego versionar Tu misterioso alguien, de Miranda!, y pasar a interpretaciones como El dolor de tu presencia, para que la cantante pueda exhibir su potente voz.
Precisamente, Euge Quevedo había adelantado su participación en la noche del domingo, cuando subió invitada por Soledad para cantar juntas Tus botellas. Fue la primera vez que compartieron un escenario, aunque se habían cruzado tiempo atrás, cuando la cantante cuartetera participó en La voz Argentina, ocasión en la que Soledad, como jurado, no giró su silla a modo de aprobación. Por eso, La de Arequito le pidió disculpas en el escenario. Fue un momento de grata sorpresa el que compartieron ambas en Villa María.
Más tarde llegarían Dale Q’ Va y Q’ Lokura. Y ya en la madrugada, Ulises Bueno y Damián Córdoba para el cierre. Una vez más, el cuarteto dejó su huella en el Festival de Peñas y en toda Villa María.
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