Es 17 de agosto de 2023, las elecciones del último domingo todavía se sienten en el aire y en los rumores de las charlas que se entrecruzan en las inmediaciones de la Plaza de la Música. Pero las casi seis mil personas que llegan al recinto enfrentado a la Costanera del Suquía se abstraen de eso al menos por un rato. Esta noche, y durante el resto del fin de semana, La Barra tiene una cita de lujo con sus fanáticos en el reencuentro oficial con Dani Guardia, luego de 10 años. Es un baile como los de antes: cuatro selecciones, dos para Guardia y dos para La Pepa Brizuela. Es un baile como los de La Barra, el grupo que hace 29 años cambió para siempre el sonido del cuarteto y hoy está de fiesta una vez más.
La anterior podría ser la escena inicial de esta película de la nostalgia titulada Otra noche juntos, que tuvo su primera función en una Plaza de la Música repleta (fue la última en salir a la venta) y efectivamente se percibió como si fuera ni más ni menos que “cine”, como se dice hoy entre los adultos más jóvenes.
La Barra, que alguna vez supo parodiar a La guerra de las galaxias y llegó a grabar un disco en Estados Unidos, estuvo más cerca de Hollywood que nunca antes. El grupo vivió una noche de emoción y alegría que coronó la expectativa iniciada un mes atrás, cuando Brizuela, Guardia y Carlos de Piano le contaron al mundo que aquello que se venía gestando en silencio, entre lomitos y juntadas, era cierto: un reencuentro que golpeó directo en el corazón de la hinchada barrabalera y vendió cerca de 25 mil entradas en cuestión de días.
¿Me marcho para siempre?: el regreso de Dani Guardia
Aunque el ingreso del público se demoró casi un cuarto de hora, cuando las puertas se habilitaron la plaza se completó a ritmo incesante con la compañía musical de DJ An Fontana. Minutos antes de la 1, cuando todavía había gente esperando por entrar, las luces se apagaron y recién ahí la expectativa comenzó a mezclarse con la ansiedad de lo inminente.
Pero lo que se apoderó del escenario no fue ningún músico, sino una cuenta regresiva y luego un video. En él, el humorista Camilo Nicolás recibió la misión de buscar a La Pepa Brizuela y a Daniel Guardia para llevarlos hasta la antigua Vieja Usina. Con efectivos pases de comedia y actuaciones a tono de los cantantes, el clip rompió el hielo con contundencia e hizo las veces de apertura de telón para que, a partir de ahí, celulares y miradas se enfocaran en el motivo principal de la noche.
Inmediatamente después de que Camilo dejó a Guardia y a Brizuela en su destino final, la pantalla se fundió en negro y el creador de contenidos ingresó al escenario desde un costado y sobre un monopatín para presentar a la banda. Así, La Barra y su exfigura se encontraron por primera vez con el público de una Plaza de la Música a tope y la emoción compartida se hizo evidente.
Tras esa señal, Guardia arremetió con sus ganas y empujó a la banda al comienzo, que llegó con Nunca otra historia. De ahí en más, y a lo largo de cuatro horas, todo fue una fiesta a la altura de la circunstancia especial.
Nuestro tiempo de amar: una dupla todavía vigente, a 10 años de su fin
Durante los cuatro segmentos que tuvo el baile, el grupo defendió a capa y espada un repertorio que cualquier artista popular querría tener para compartir con su audiencia.
Abajo del escenario, precisamente, el público barrabalero mostró una amplitud etaria potenciada por el motivo nostálgico que originó todo. Se notó que fue una noche de regreso para muchas parejas alejadas de los bailes. Se vieron varias canas y también caras con algunas arrugas, pero la postal más repetida fue la de la gente cantando y bailando temas de larga data. También se destacaron los manojos de flores llevados de aquí para allá por algunos vendedores con esperanza de noche romántica.
Si la primera selección, a cargo de Guardia, sirvió para que muchos se pellizcaran y confirmaran que efectivamente el reencuentro estaba ocurriendo, la segunda le puso la etiqueta de noche histórica al inicio de esta seguidilla de bailes. Luego de que el excantante del grupo (“Después de 10 años vuelvo a cantar en La Barra, increíble”, dijo) se lució con Se acabó, Diosa de fuego, Él o yo o Evidencias, el primer bloque de Brizuela sumó Tú te dejaste querer, Ando buscando un amor, Culplable o no, La carta, No voy a llorar o Amor infiel.
De esa manera, en una noche plagada de clásicos “para el recuerdo” (como recalcó el locutor), tanto Guardia como Brizuela se mostraron en plena forma a nivel vocal y reafirmaron por qué son una de las duplas más resonantes de toda la historia del cuarteto. En el recuento final, se hizo difícil elegir entre uno y otro al marcar preferencias. Por suerte, al menos esta vez, no hizo falta tomar partido.
Pasadas las 3 de la mañana, La Barra encaró la segunda mitad del baile con la energía intacta y ganas de más. Liderados por el siempre groovero Carlos de Piano y un inquieto Adrián Moyano, 20 músicos en escena (con una fila de seis vientos que sonaba como un disco grabado) y una auténtica pared de sonido orgánico mostraron materialmente la contundencia de la autodenominada “banda más grande de Córdoba”. En este caso puntual, ese mote no pareció nada exagerado, sino más bien acorde con la épica de la situación.
Por supuesto, también hubo lugar para varias cumbias, algunos lentos y hasta un doblete de clásicos del rock nacional (De música ligera y luego Ji ji ji) a cargo de Guardia. El cantante también se dio el lujo de tocar algunas canciones con su banda, con la cual celebró 10 años de carrera solista recientemente, y certificó con ese gesto que el reencuentro con sus excompañeros se dio en pleno entendimiento del beneficio mutuo que planteaba esta “burbuja en el tiempo”, como supo denominar Gustavo Cerati al regreso de Soda Stereo en 2007.
Luego de otra tanda de “temazos” como Enamorado de ella, Ven, No te pareces a nadie o Luna viajera (con recuerdo incluido a las épocas del Colono), la cuarta selección llegó con la certeza de que, a esa altura, el público ya había encontrado aquello que había ido a buscar.
Cuando Javier Brizuela entonó Romperé, la madrugada comenzó a llegar a su clímax y el final se vislumbró en el horizonte. Faltaban todavía algunos clásicos más como Salvaje, Un millón de rosas, Sobreviviré o Se nos fue el amor, es cierto, pero pensándolo bien: ¿qué banda puede ostentar semejante cancionero metido en las entrañas de sus fans? La Barra definitivamente sabe lo que se siente. Y no hay mejor cómplice que Dani Guardia para revivir una vez más esas páginas de gloria.
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