El 24 de febrero del 2024 quedará marcado en la historia de Córdoba. Los sentimientos más populares de la ciudad se cruzaron en el calendario y el clásico entre Talleres-Belgrano tuvo un inevitable tercer tiempo en el Mario Alberto Kempes, con el baile de La Mona Jiménez.
Por la tarde se vivió el partido en Alberdi, con un entretenido partido en el que el resultado dejó satisfechas a ambas parcialidades.
La fiesta siguió y llegó a la playa de estacionamiento norte del estadio mundialista, donde esperaba la nave espacial de Universo Jiménez para despegar al Baile Más Grande del Universo.
50 mil almas bailaron bajo la lluvia; se encontraron con un chaparrón épico que llegó tras gambetear al Julio César Villagra.
El Baile subacuático de La Mona
El Baile Más Grande del Universo estaba programado para que empiece a la medianoche, pero desde que se abrieron las puertas (a las 22 del sábado) el caudal de personas era muy amplio y la lluvia lentamente comenzó a caer.
El agua acompañaba el ingreso por el polo deportivo hasta llegar al escenario. Algunos se cubrían con un paraguas improvisados, otros precavidos entraron con pilotos y la mayoría se mojó sin importarle nada. La postal era nítida: varones en cuero y mujeres tapandose con sus camperas arriba de la cabeza.
20 minutos después de la hora indicada salió La Mona y su banda. Sin mayores preámbulos, lanzaron los primeros sonidos del tunga-tunga, al ritmo también de unas visuales que graficaban estrellas, naves y planetas. Referencias su propio universo, al Universo Jiménez, en definitiva.
Cuando sonó Jaque Mate (la primera canción) todavía había mucha gente que no había entrado al evento. Sin embargo no hubo apuros ni ansiedad, todo se hizo a su tiempo. De hecho algunos tímidos seguían refugiándose del agua debajo de los gacebos de los bomberos y también abajo de los árboles.
En paralelo, muchos se mojaban el cuerpo ya sin remeras ni abrigos, con una cara de felicidad que sólo se consigue cuando toca Jiménez. ¿Cuántos habrán sido los que metieron una caravana eterna mezclando previa, asado, partido y baile?
Gafas oscuras, pantalón dorado y remera negra con una capa que mezclaba ambos colores. Así salió La Mona a cantar los primeros temas. El vestuario es un condimento indispensable para sus presentaciones.
Los coloridos compañeros de banda se adelantaron para aplaudir y acompañar el inicio a capella de Oh Señor.
“Ni la lluvia puede parar el sentimiento del cuarteto. El corazón de ustedes nos da mucha felicidad y mucha alegría a todos nosotros, ¡Gracias!”, expresó el Mandamás.
“Este viejo se siente un pendejo como ustedes. Muchas gracias, de corazón a corazón”, exclamó antes de cantar Locura total. Como si hubiera evocado algún hechizo, Carlos se convirtió en Carlitos y el artista de 73 años parecía que tenía 30 menos. Cantó y bailó como en su mejor momento.
La lluvia amainó y casi sin pausas, sonaron Te voy a enseñar, Amor y cama y Con mi sangre escribiré un poema. Estaba prohibido el ingreso con camisetas de fútbol, pero de a poquito surgieron desde el público las clásicas banderas que indican la zona de dónde viene cada uno. Y allí hasta las cámaras de la transmisión streaming captaron una bandera con el escudo de Talleres en gran tamaño y por supuesto, otra de Belgrano.
A metros, también se pudieron ver algunas de All Boys, Tigre, Instituto y otros clubes. El fútbol pasó a segundo plano hasta que La Mona empezó su tradicional saludo a los barrios.
De golpe divisó a sus fanáticos de Fuerte Apache y aprovechó para mandarle saludos a su amigo, Carlos Tévez. Lo sorprendente fue que también le deseó suerte con furcio incluido al “‘Kun ‘Argüello’ en su regreso a Independiente” ¿Acaso La Mona sabe algo?
Una pequeña pausa calmó el agua y Jiménez regresó con otra vestimenta para cantar Mujer y amante y Tú.
Es una obviedad que un artista que lleva tantos años tocando contemple llevar a la perfección su sonido en vivo. Pero cabe destacarlo: la banda de La Mona suena impecable y eleva la interpretación vocal del cantante. Laura, Juliana y Celeste -las percusionistas- le aportan una frescura notable al sonido y en el escenario todo es goce y cuarteto del mejor.
El final de Entre él y yo y Bésame dio lugar al despliegue de banderas y saludos de La Mona a los barrios y localidades de Córdoba. Como se mencionó más arriba, también tiene seguidores de todo el país y del mundo que viajan a verlo cada vez que toca. A ellos los saluda con afecto.
Locura total del amor
Otra breve pausa le sirvió para hacer un nuevo cambio de vestuario: pantalón plateado y musculosa estampada con labios en forma de beso. La lluvia seguía intensa y la épica ya se hacía presente en el Kempes.
La Mona y sus rulos goteando agua, la gente llorando y gritando hasta el hartazgo para que les vea su bandera y atrás un baile que se hacía cada vez más grande. Amor prohibido, Beso a beso, Sin tí, No pachanga naninga, Paloma Loca y La Flaca Chula se bailaron entre los charcos de agua acumulada y barro. Entre tema y tema La Mona leía una y otra vez las banderas y las señas.
Nuevamente la banda en silencio y la voz a capella para cantar el inicio de Lo que ha pasado anoche. Siguió con La Pupera y la cantó mientras cambiaba el vestuario una vez más por una musculosa naranja. Como en toda la noche, las pantallas mostraban imágenes amplificadas del escenario con estrellas y planetas de fondo.
La estética planteada sirvió para jugar con pelotas gigantes llenas de aire con forma de planetas. Pero adelante de la valla generaron algún que otro conflicto cuando rebotaba y se pegaban unos a otros. Un tumulto que se controló relativamente fácil.
Ganaron todos
Ya con el pico máximo de la lluvia, cayendo torrencialmente, regresó la banda para encarar el fin del baile. Vestido de plateado como astronauta, Jiménez hizo delirar a los presentes con Muchacho de barrio.
Siguió Solo tú y luego invitó a cantar a Ámbar, hija de una familia que conoció en Río de Janeiro cuando fue a ver la final Palmeiras - Boca, el año pasado. Ella subió acompañada de dos niñas más y cantaron El federal.
Bajo el diluvio sonó Por portación de rostro, Este es el baile y La Flaca Marta. Cerrando -y con muchos cartones de vino Mandamás apareciendo por la pantalla- cantó Quién se ha tomado todo el vino y le convidó a cada integrante de la banda.
Ya totalmente pasado por agua hizo Ahogadito, Qué tal pascual y El divorcio. Al finalizar gritó reiteradamente “¡Chau!” así que el público emprendió la retirada.
Pero se quedaron un ratito más y mientras la mayoría se iba, sonaba Ramito de violetas de fondo.
El grito de la gente yéndose, cantando el clásico de La Mona, se mezclaba con cantitos de cancha que entonaban algunos grupos. Y de fondo la lluvia, épica pura, cultura popular hasta la raíz.
A veces, un empate puede significar que ganen dos. En una jornada marcada por un partido de fútbol, en Córdoba ganaron todos. Y La Mona fue el más clásico.
