En el documental Get Back (2021), se ve a un grupo de músicos en el proceso de crear nuevas canciones para un álbum. Crean bajo presión, con el desgaste de la fama mundial a cuestas. Discuten, ríen, conversan y hablan con la música. El resultado de esas arduas sesiones son algunas de las mejores canciones de la historia, piezas que fueron posibles gracias a una intimidad por momentos peligrosa.
Hoy, la mitad de esa banda ya no está. Sin embargo, su legado es lo bastante grande como para que la tecnología disponible desafíe las leyes del tiempo y haga posible un último estreno. Pasaron cincuenta y tres años desde la disolución de The Beatles, cuarenta y tres de la muerte de John Lennon y veintidós de la partida de George Harrison. Pero volvieron para una canción más.
Problemas técnicos
En los últimos años de su vida, John grabó un demo en un cassette que llevaba la inscripción “Para Paul”. En 1995, Yoko Ono entregó la cinta a su destinatario y comenzó el trabajo de Paul, George y Ringo para ser incluida en el Anthology 3.
No fue para nada sencillo. Harrison detestaba el demo, consideraba que no servía para nada, mientras McCartney insistía en trabajarla. Parte del problema respondía a aspectos técnicos: la voz de Lennon no podía aislarse del piano que usaba de acompañamiento. Era casi imposible cualquier trabajo sobre una cinta tan sucia y decidieron dejarla de lado.
Así fue hasta que apareció Peter Jackson en escena. Al editar Get Back, empleó un software asistido por IA que le permitía separar las distintas pistas de audio del material original. Con esa misma herramienta se logró aislar la voz de John del demo, para luego sumar la guitarra de George y que Paul y Ringo le dieran el acabado. Así, hoy podemos escuchar finalmente Now and Then.
Presente absoluto
Este proceso inevitablemente suscita preguntas sobre la canción como objeto. En Now and Then la IA no simula voces ni arreglos; se trata del trabajo de los cuatro integrantes de una banda sin reencuentro posible.
La diferencia con otras de sus composiciones es el proceso creativo, las discusiones, bromas e interrupciones de la vida cotidiana. Esta ausencia de un contexto compartido, ¿empobrece o mejora el objeto creado?
La respuesta depende de las condiciones que se consideren necesarias para el acto de crear, y esto, a su vez, abre otra serie de interrogantes. ¿Se trata genuinamente de una canción de The Beatles, o de los aportes que hacen en distintos momentos cuatro músicos que supieron trabajar juntos? Actualmente se graban distintas pistas que luego se convierten en canciones “completas”, con todos los arreglos que el autor decide antes de darla a conocer. ¿No sucede lo mismo con Now and Then?
En este caso, parecería que el compositor es Lennon, él decidió la melodía, la lírica y la estructura de la canción. Los tres restantes de la banda se sumaron a algo más o menos armado. O tal vez no. Tal vez el trabajo de Harrison, McCartney y Starr son tan significativos que convierten ese demo de un integrante en una canción que lleva el sello de la banda.
Pero a fin de cuentas, ¿qué es la banda? ¿Es The Beatles una entidad diferente a la sumatoria de sus partes: John, Paul, George y Ringo? Sin enojos ni risas, sin improvisaciones ni correcciones, sin el apremio del tiempo y el asedio de la prensa, ¿The Beatles sigue siendo The Beatles?
Now and Then no busca responder eso. Con mucho, es un regalo sobrenatural encerrado en una botella que demoró décadas en alcanzar su forma definitiva.
En un sentido más metafísico que estético, es un objeto que reúne diferentes líneas temporales y se burla de las limitaciones humanas. Es ahí, tal vez, donde la esencia de The Beatles se vuelve evidente, en la conversación musical que los cuatro sostuvieron en el tiempo.
