Ruido de mate. El efecto, casi un signo de identidad, aparece en más de un momento. La referencia a la liturgia litoraleña puede llegar en una canción junto a Bizarrap (Toy en el mic), en un videoclip junto a Peso Pluma (Una bala) o como imagen de fondo en una vibrante sesión en vivo de su primer disco. Y aunque puede resultar desconcertante para los estándares del género –¿un rapero tomando mate?–, todo indica que la bebida, o más bien el ritual, significa mucho para Milo J, el joven artista que con apenas 17 años parece destinado a poner patas para arriba todo aquello que conocemos como “género urbano”.
Ese toque distintivo, para nada el único, es un detalle que lo vuelve aún más especial en un universo que repitió hasta el hartazgo sucesivas demostraciones de ostentación y megalomanía. De hecho, hasta sus propios referentes advierten que el caso de Milo tiene algo único. Similar al de muchos como él, claro, pero definitivamente especial a la luz de los hechos.
“Pertenece a una generación de chicos que se sintieron entusiasmados por vernos a nosotros rapeando y se lanzaron a crear”, le decía Duki al diario español El País mientras el nombre artístico de Camilo Joaquín Villarruel, nacido y criado en Morón (oeste de la provincia de Buenos Aires), comenzaba a multiplicarse en conversaciones, publicaciones de redes y colaboraciones con Khea, Ysy A, Bhavi o Yami Safdie.
En esa misma nota, el compañero de catálogo de Milo J –también parte de la escudería Dale Play– revelaba que los comienzos del artista habían sido muy similares a los de L-Gante y toda una generación de chicos que, gracias a las computadoras distribuidas por el gobierno nacional, empezaron a hacer su propia música con las herramientas que tenían a mano.
“Se bajó de forma gratuita el FL Studio –un software de edición musical– y empezó a producir sus canciones. Y en dos años aprendió a componer y a cantar. Ahora tiene temas con millones de escuchas. Todo hecho en el cuarto de su casa”, contaba Duki en relación con ese primer encuentro entre Milo J y el resto de su vida. O, al menos, con la carrera que inició hace poco más de dos años.
El toque de Midas: Bizarrap y una sesión XL
Todo se dimensiona de otra forma si nos remitimos a lo que efectivamente pasó. El 25 de noviembre de 2021, Milo J subió su primera canción a su canal de YouTube. Se llama Tus vueltas y es un corrido tumbado, ese género que se popularizó de la mano de Peso Pluma y otros referentes a comienzos de 2023. El hecho de que un año y medio antes un pibe bonaerense estuviera grabando y experimentando con esa música no es un dato menor.
Esa particularidad es la misma que se expresa en 111, el debut en formato disco de Milo J y otro volantazo respecto de las expectativas que había generado su sesión múltiple con un tal Bizarrap. “Antes de que me llame el Gonza, era fan del Bi (¡Biza!)”, canta el artista de Morón en la session que grabó junto al de Ramos Mejía. Y allí otro toque distintivo: a diferencia del resto de las ediciones, la de Milo J es la única XL, o sea que se extiende más allá de una canción (cinco en total).
“Milo es una bestia”, resumió el productor argentino más famoso. “La verdad, me llevé una grata sorpresa de la calidad de música del pibe, siendo tan joven encima. Es la persona más joven en hacer una Music Session, con 16 años. Y la verdad es que me sorprendió, me voló la cabeza la calidad que tiene para hacer música”, admitió el hitmaker en un vivo de Instagram.
Fiel a su estilo, el productor aprovechó la ocasión para insertar un sampler de Rara vez, el primer gran hito global del joven artista que, según deslizó en una de las barras creadas junto a “Biza”, todavía no había visto “un peso” de ese éxito construido junto al productor Taiu a comienzos del año pasado. Fue apenas un detalle colorido, picante, dentro de una colaboración que mostró el potencial disruptivo de Milo. Algo que, según el otro gran protagonista de la grabación, ni siquiera fue planificado.
“Nos juntamos una semana y yo, cuando voy a sacar una session, trato de hacer varias canciones hasta elegir la que más nos gusta. Y lo que pasó acá es que nos juntamos muchas veces, muchos días seguidos durante tres meses, y no pude elegir”, admitió Bizarrap sobre la decisión de romper su formato habitual y sacar en conjunto el EP En dormir sin Madrid.
El escenario, un terreno por conquistar
Fue tambén en Madrid, más precisamente en el estadio Metropolitano, donde Milo se convirtió en trending topic para muchos desprevenidos. Y fue nuevamente Duki quien ofició de anfitrión ante las multitudes.
En La Velada del Año, organizada por el streamer Ibai Llanos en julio de 2023, Milo interpretó en vivo y en directo Rara vez, que había aparecido cinco meses antes, y Milagrosa, lanzada en agosto de 2022. Luego se sumó Nicki Nicole, para interpretar Dispara (otra colaboración definitiva en el ascenso vertiginoso de Villarruel), y más tarde fue el turno de Duki, con Malbec.
Cuando terminó, el referente urbano más grande de Sudamérica ungió a Milo como “el futuro de Argentina” y lo vendió frente al público: “Con cinco shows arriba, está parado acá delante de ustedes. No sé qué estaban haciendo a los 16 años, pero ninguno estaba en un estadio tocando para miles de personas”. Pocos meses después, y luego del boom que significó la sesión con Bizarrap, el joven de Morón fue una de las figuras salientes de Primavera Sound Buenos Aires, donde se animó a versionar Los dinosaurios, de Charly García.
En paralelo, editó el mencionado 111, un primer álbum que se aleja de las referencias de sus lanzamientos previos y abraza un sonido más bien desnudo y orgánico, elaborado junto al productor Evlay (el mismo de Wos, por caso). El disco fue una sorpresa y una puerta abierta a lo desconocido, ya que confirma no sólo el magnetismo de su voz, sino también el amplio caudal musical y sonoro de un artista en pleno crecimiento, pero sin techo a la vista.
Antes de que el músico presente oficialmente ese álbum –con dos shows agotados en el Movistar Arena y una gira por Latinoamérica–, Córdoba lo tendrá más cerca que nunca. Este fin de semana, entre viernes y domingo, Milo J estará presente en el Festival de Peñas de Villa María y en Cosquín Rock. Será una oportunidad de lujo para ver al diamante en bruto en pleno desarrollo y también una constatación directa de aquello que presumen sus canciones y sus interpretaciones audiovisuales.
¿Quién es este todavía menor de edad que parece haber viajado desde el futuro y deslumbra e hipnotiza con su talento y su personalidad misteriosa? Aún estamos por descubrirlo.
Para ir
Milo J actuará este viernes en el Festival de Peñas de Villa María junto a Duki, MYA, Yami Safdie y Sol Giordano, entradas en venta en Edén desde $ 35 mil (más cargo por servicio). El domingo, el artista formará parte de la segunda jornada de Cosquín Rock 2024, con tickets disponibles desde $ 69 mil (más cargo por servicio).
