Entre el 4 de octubre de 2016 y el mismo día de 2017, Chile celebró con bombos y platillos el centenario de Violeta Parra, una de sus artistas más representativas y un símbolo de su cultura.
En ese contexto, el músico Nano Stern decidió reversionar una de las canciones clásicas de Parra: Mazúquica modérnica. Pero lejos de simplemente tocarla y añadirle su impronta, Stern se propuso ir más allá: jugar con la original para crear una versión completamente propia. Como si la propia Violeta hubiera decidido actualizar su mirada a la segunda década del siglo XXI.
"Es una canción que simplemente se pregunta qué diría Violeta Parra hoy. Eso en el contexto del centenario que se celebró hasta octubre de 2018. Le dieron muchísimo bombo en todos lados, figuraba en todos los festivales. Y conversábamos mucho entre los que llevábamos años tributando a Violeta silenciosamente en todos nuestros conciertos y en distintos ámbitos: “¿Qué pasó? Ahora que está institucionalizado, nosotros no estamos ahí”. Es curioso”, comenta Stern en retrospectiva.
"Con toda esa amalgama nació la versión", comenta el músico. "La original se llama Mazúrquica modérnica, entonces la bauticé Mazúrquica posmodérnica. ¿Qué estaría cantando probablmente ahora? ¿Qué opinaría de lo que está pasando? Por supuesto, siempre desde la ironía, desde el humor, y también desde la humildad de no creerme que estoy hablando por ella", agrega.
“Estoy haciendo un ejercicio de pensamiento crítica: qué pasaría, cómo sería. Y también hace falta reírse, reírnos juntos, de nosotros mismos, para empezar a reírnos del fango en el que estamos metidos a veces”, opina el chileno.
Sin embargo, la historia se completó con un verdadero dato de color: la Fundación Violeta Parra, administrada por sus herederos, no le permitió a Stern grabar su versión al poder decidir sobre los derechos de autor de la canción.
“Es curioso lo que pasa, que no se pueda reversionar a una artista que básicamente forjó gran parte de su repertorio a través de otras cosas que ella fue tomando y aprendiendo del folklore. Es como cortar un ciclo de una manera un poco artificial”, analiza Stern, que sigue tocando el tema regularmente en sus shows.
“Hoy vivimos en una era en la que la información no tiene fronteras, es muy difícil bloquear realmente algo, está ahí circulando y la gente en los conciertos la pide”, agrega el músico, que además estimula al público para que registre la canción de forma casera y la distribuya por su cuenta en las redes sociales.
Aunque no pueda cerrar el círculo del homenaje y dejar asentada una versión que hace gala de la inventiva de su autora original, se las arregla para que ese espíritu (que desnuda una forma única de entender la música) siga viajando cada vez más lejos.
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