Hablar con Ofelia Leiva es zambullirse en una anécdota tras otra sobre la historia de nuestro folklore y del chamamé en particular. Esta verdadera leyenda viva de la música litoraleña será la encargada de abrir este sábado el Festival de Cosquín 2022, a más de 20 años de haber pisado ese escenario por última vez.
En esa oportunidad, su presentación se dio en compañía de Rosendo Arias, su compañero de la vida por más de 50 años y con quien formó el recordado y entrañable dúo Rosendo y Ofelia, todo un hito dentro de la música argentina.
Por todo esto, Ofelia habla de este Cosquín como si fuera su primera vez. En rigor, será su debut como solista, algo que ella se toma con humor. “Me muero de risa si me anuncian así, aunque es verdad que después de esa primera vez con la delegación de Corrientes en 1968 siempre volví con el dúo. Realmente estoy con ese cosquilleo en la panza como si fuera a subir por primera vez a un escenario”, confiesa del otro lado del teléfono desde su casa en Bernal, provincia de Buenos Aires.
Rosendo y Ofelia, amor y música
El Festival de Cosquín tiene mucho que ver con la historia de amor de Rosendo y Ofelia. Es que allí se conocieron en esa iniciática edición de 1968, cuando el cantante cordobés nacido en General Deheza fue elegido como revelación masculina y ella quedó segunda en el rubro femenino.
“Después de ese Cosquín me fue a buscar un productor a Corrientes para llevarme a grabar en Odeón. Incluso al contrato lo tuvo que firmar mi papá porque yo era menor de edad, tenía 17 años. Cuando vengo a grabar mis primeros simples a Buenos Aires, ahí lo conocí personalmente al morocho cordobés y empezó nuestra relación”, cuenta Ofelia.
Lo más sorprendente es que recuerda exactamente el tiempo transcurrido hasta que se casaron. “Tres meses y 17 días”, afirma con precisión.
“Cuando me fui a Buenos Aires, me instalé en la casa de mis abuelos, pero iba a Corrientes y venía. Hasta que un día Rosendo me dice: ‘Basta de ir y venir, nos casemos’. Y así fue. Yo tenía 18 y él 22. A los tres años de casados nació Ariel, que hoy es el bajista y director de mi grupo, y me dirige a mí también (risas). Después nacieron mis tres hijas mujeres y dos viven en Córdoba, eligieron la provincia de su papá”, detalla.
Esas hijas son las mismas que estarán con sus respectivas familias este sábado en Cosquín (“Sacaron la entrada como hace un mes”, dice con orgullo) y también a las que pudo ver muy poco durante estos dos años de pandemia.
Una luchadora de la vida
“Esta pandemia nos cambió la vida. En mi caso yo estaba acostumbrada a no salir por la silla de ruedas. Pero no poder ver a mis nietos, a mis hijos… Me afectó mucho. Hasta el día de hoy, se sientan a cuatro metros, con barbijo, cada uno con su mate. Me cuidan mucho porque saben que tienen una mamá muy frágil de salud, pero muy fuerte de espíritu”, resume Ofelia.
No es para menos: según ella misma lo cuenta, tuvo cáncer, por lo que fue operada varias veces y atravesó tratamientos oncológicos muy agresivos que le dejaron secuelas hasta hoy. Además, sufrió dos infartos, es hipertensa, diabética insulinodependiente y padece una enfermedad ósea degenerativa.
“Desde antes de los 20 ya sabía que en algún momento iba terminar en silla de ruedas y en definitiva era la que me iba a sacar de los escenarios, al menos de la posibilidad de actuar más seguido”, cuenta.
–¿Cómo fue ese momento de elegir seguir cantando tras el fallecimiento de Rosendo, siendo que ustedes eran tan unidos?
–Cuando murió Rosendo, yo quedé como en un shock absoluto. Hasta un día y medio antes habíamos cantado juntos en Dolores, provincia de Buenos Aires. No entendía nada, a pesar de que siempre hablábamos en nuestras tardes de mateada de que algún día uno de los dos iba a partir. Como los dos habíamos nacido cantores, el otro iba a seguir. A los 25 días de su muerte, teníamos un par de actuaciones y en una de esas la señora que organizaba el festival me preguntó si no me animaba a ir sola. Y fui. Canté, me costó muchísimo. Desde aquel entonces, cada vez que canto no miro para la izquierda, donde se ponía él. Sé que anda por ahí, siento que siempre me acompaña. Desde ese día no paré. Con todos los dolores encima, con mi silla de ruedas… Me arreglo y voy. Mi médico inclusive me pide que cante, porque me dice que arriba del escenario soy la mujer más sana del mundo.
Allí estará Ofelia este sábado con esa voz prodigiosa y ese espíritu inquebrantable. Ese mismo por el que le entregaron el premio Camin a la trayectoria en la edición pandémica de Cosquín en 2021, en el especial que se armó para la tevé. Desde antes de eso, la comisión del festival quiere rescatarla como la gran embajadora del chamamé.
Y a ella se le infla al pecho al hablar de la música de su tierra. “A fines de 2020, el chamamé fue elegido como patrimonio cultural por la Unesco. Con 58 años como cantora, jamás se me ocurrió que podía pasar eso. Creo que no tomamos dimensión”, enfatiza.
Ahora tuvo la posibilidad de celebrar ese logro con el público, cuando la semana pasada estuvo en la Fiesta Nacional del Chamamé y se convirtió en tendencia en las redes. “¿Qué hice de distinto esta vez?”, les preguntaba a sus hijos. Su espíritu de lucha inquebrantable y la capacidad de emocionar con himnos como Cielo de Mantilla son dos razones poderosas.
“Todo eso se lo voy a decir a la Próspero Molina. Soy una chamamecera humilde, pero muy orgullosa”, cierra con ilusión.
Ofelia Leiva en Cosquín 2022
La cantante correntina estará en la noche apertura junto con Opus Cuatro, Cuarteto Karé, Postales de Provincia: Chaco, Martín Paz, Juan Fuentes, Baglietto-Vitale, Postales de Provincia: Santa Cruz y ganadores del Pre-Cosquín, además de la apertura con el Himno nacional y el Ballet Camin. Entradas en paseshow.com.ar y en boleterías de la plaza Próspero Molina.