La trapera rosarina Nicki Nicole es la artista musical del momento. No sólo porque sus canciones suman reproducciones y vistas en las plataformas digitales sino porque sus acciones ya tienen como objetivo el mercado anglo.
Sobran pruebas con respecto a este último punto, y entre ellas se pueden destacar que es más fácil leerla en entrevistas a diarios británicos y que su reciente paso por el The Tonight Show, conducido por el popular comediante Jimmy Fallon, estuvo a la altura de las circunstancias.
En un país centralista como el nuestro, cuando una artista no porteña ni bonaerense protagoniza un estallido pop de semejante intensidad, lo natural es que los medios dirijan sus acciones a su patria chica, al mismo tiempo que en ella afloren el orgullo o el resentimiento, según el caso.
Lo observó la periodista Carolina Taffoni, del diario La Capital de Rosario, en un informe sobre el “vertiginoso ascenso de Nicki Nicole”: su texto narra que los cronistas televisivos le preguntan a los vecinos de (el barrio) Echesortu cómo era de niña la compositora de Wapo Traketero, al mismo tiempo que ofrece datos para fundamentar que en su fenómeno se amalgama “talento con estrategias de marketing”.
De alguna manera, Taffoni está hoy en la misma situación que un comunicador cordobés hace unos años en relación a Paulo Londra; en otras palabras, tratando de entender cómo fue que un artista joven llegó tan alto y en tan poco tiempo.
De acuerdo al detalle de Taffoni, el recorrido fue el siguiente: paso intenso por las plazas de freestyle santafesinas; el encanto subyacente de Wapo Traketero, una canción sobre un dealer que quiere enamorarla y que tiene un clip que la muestra en bici y angelical; la viralización del video; la banca de Duki; y el acercamiento de Federico Lauría, de Lauría Entertainment, una productora que vio venir el imperio de la música urbana y que puso en escena en el país a capos como Bad Bunny y J Balvin.
“Lo de Nicki Nicole está ahora en plena expansión. Y me parece bien, aunque no me siento cercana al trap, ni en los sonidos ni en las letras”, dice Taffoni al ser consultada por VOS.
“Para los periodistas y críticos de mi generación no es fácil analizar su fenómeno, sobre todo porque la industria que lo sustenta maneja unos códigos muy diferentes a la música pop del siglo 20X y los primeros años de este siglo. Importan más los singles que los álbumes; los seguidores en redes que los shows en vivo; y las colaboraciones son constantes y están totalmente digitadas por el mercado y las discográficas”, amplía la analista, a quien le llama la atención “las diferencias que hay entre la Nicki de Wapo Traketero y la de hoy”.
“Ahora está más volcada a un sonido exportable, de reggaeton mezclado con pop latino. Su imagen es muy distinta también, más estandarizada y en sintonía con el look que impera en esos géneros”, redondea.
“Se podría decir que perdió cierta frescura, en pos de ganar nuevos mercados y un público más amplio en el extranjero. Y ahí se nota el trabajo de la agencia y de la discográfica”, considera.
Y finalmente concluye: “Lo ideal sería un equilibrio entre la frescura de Wapo Traketero y el responder a las expectativas de un público más amplio. Ahí habrá que ver cuánto talento y personalidad tiene ella para mantener algo de originalidad en una industria que presiona para estandarizar y vender más en el menor tiempo posible”.
Cooperativo, no corporativo
En la continuidad de la saga “rosarinos ponen la lupa en el fenómeno de la rosarina más famosa”, Joaquín Vitola, cantante de Indios, dice que Nicki Nicole “marca un quiebre de era”.
“Ahora sabemos que lo efímero de un single (Wapo Traketero) puede volverse indeleble”, puntualiza.
“Desde ahí construyó, cuidadosamente y sin apuro, cada paso que agrandó de manera cuadrática la superficie afectada. La verdad empírica de que lo cooperativo puso de rodillas a lo corporativo”, se ceba Vitola.
E inmediatamente relaciona a su conciudadana con el español C.Tangana: “Al disco El Madrileño y su consecuente ‘Tiny Desk’ los pienso, junto a la aparición de Nicki en Jimmy Fallon, como el summum de la música hispanoparlante, al menos en exposición hacia el resto del mundo”.
“Y así podría seguir nombrando ejemplos y causales. Pero lo más hermoso es que no tenemos idea adónde nos llevará esta punta de lanza”, remata.
Coki de Bernardi, santafesino residente en Rosario desde hace décadas, hoy lidera Coki and The Killer Burritos y en sus perfiles de redes se manifiesta como un observador cultural sagaz.
Por haberlas vivido a todas en una escena musical siempre efervescente, tiene peso su impresión sobre la aparición disruptiva de Nicki Nicole. “Es la cara visible de un montón de musiques y productores que crecieron haciendo las cosas de una manera diferente a lo que la industria esperaba hace un tiempo, entendieron que la cosa iba por otro lado”, señala.
“Una generación que se abre camino sin pedirle nada a nadie y que consigue las cosas que se propone –reivindica–. Lo que ella hizo es muy valioso para un montón de gente que empieza a dedicarse a la música. Porque marca un camino donde el do it yourself (hazlo tú mismo) vuelve a tomar vigencia”.
“Después, es absolutamente lógico que ahora esté rodeada por la industria. Ojalá existan muchísimas Nickis en todas las provincias”, completa Coki.
Caminos paralelos
Gonzalo Aloras, productor de grupos pop y exmiembro de la banda de Fito Páez, tiene una posición más fría, más distante, si se prefiere.
“Por mi lado, la mayoría de los fenómenos del pop local y global escapa un poco al rango de lo que escucho y estudio –confiesa–. Por eso, a Nicki no me he puesto a escucharla, ni a estudiarla, ni a ella ni a muchos de sus contemporáneos. Esto es bastante natural, después de todo. Y a Nicki Nicole le va a pasar que cuando tenga 46 años sólo conozca de nombre a las chicas que serán fenómenos populares o comerciales en tal momento”.
“Es cierto que por mi trabajo de productor estoy siempre prestando atención a todo lo que sucede, pero lo que tiene que ver con el reggaetón, el trap, escapan a mi rango de disfrute y de percepción artística”, enfatiza Aloras.
E inmediatamente contextualiza: “Los fenómenos nunca tienen que ver con la música en sí. Los sucesos, los likes, tienen que ver más con estructuras y movimientos dentro del mercado que desde la artística. Sos caminos paralelos, el mercado de la música no tiene nada que ver con la música. El tema es que no soy especialista en el mercado, no me interesa, a pesar de haber participado de obras que han sido expulsadas hacia la fama”.
Para Aloras siempre habrá un artista en la cresta de la ola, pero lo ideal es seguir la ruta de Paul Simon. “O la de Fito, la de Charly, quienes han tenido picos de popularidad y han sabido atravesar el tiempo”, apunta en el tramo final de su “preparación de terreno” para dar una opinión sobre Nicki Nicole.
Aloras: “Es un nuevo ejemplo de una rosarina con talento y amor y pasión por la disciplina musical. Recién comienza, tiene pocas canciones. Y como rosarino que ha dado muchas vueltas al sol, me queda desearle esa fuerza y esa constancia para seguir creciendo, para que encuentre su voz, su propio sonido. Para que a lo largo del tiempo podamos referirnos a ella no sólo como una nueva estrella sino como una artista, cantante e intérprete consumada”.
Por último, Gonzalo Aloras cree que un ideal a seguir es el de Silvina Garré, que a la edad de Nicki Nicole también estaba haciendo música y hoy sigue tan activa como entonces. “Ojalá pueda ser como Silvina; no que cante como ella ni que siga sus pasos, sino que pueda dedicar su vida a crecer. Me pediste una opinión pero elijo darte un deseo”, finalizó.
