Cada vez que Indio Solari tiene algo para decir, usa al sitio redonditosdeabajo.com.ar como medio transmisor. Porque en los respectivos colmos de la independencia, el hermetismo y el misterio, el artista independiente al que mejor le va no tiene ningún canal oficial, ni perfil en red social, y no le queda más remedio que usar una plataforma manejada por ricoteros confiables en el manejo de la información, que sepan moderar su flash por tener acceso semidirecto a él.
En otras palabras, no le queda otra que oficializar algo no oficial como el espacio virtual creado a fines de 2001 por Santiago Sara, un ingeniero civil bonaerense (y ricotero, obvio), que se estableció aquí luego de enamorarse de una cordobesa. Santiago creó Redonditos de abajo movido sólo por la pasión, y con escasos (casi nulos) conocimientos como para ser considerado webmaster.
“Yo era punk, de ir a ver a los Ramones en Obras. Pero mi padrino, Teddy Sinnott, de 55 años y fan de los Redondos de la primera época (de Cemento a Paladium los vio en todos lados), siempre buscó convertirme. Hasta que lo logró. Y desde entonces, le fui tan fiel al grupo como él. Íbamos a ver a Los Redondos adonde fuera: San Carlos, Mar del Plata, Montevideo… Y así hasta que un buen día me agarró la loca y dije ‘chau, voy a hacer una página’”, recuerda Sara, y especifica que había empezado a navegar en Internet y a tener casilla de mails en 1999. “Todo con el módem telefónico, en la casa de mi viejo, y sin tener la más p... idea. En ese entonces, la única página decente era www.mundoredondo1.com.ar. Tenía tanta leche, que no sabía qué mierda hacer… La página era la salida”.
–Si no tenías idea de cómo armar un sitio web, ¿cómo terminaste haciéndolo?
–Llamé a un amigo que la tenía clara con el armado de páginas. Le pregunté qué tenía que hacer y me explicó qué programas bajar. Empecé con ese asesoramiento, pero de modo súper rústico.
–Al nombre lo tenías.
–Sí, claro. En una entrevista publicada a principios de los '90, Indio decía "nosotros somos los redonditos de arriba; pero del otro lado de la valla, están los redonditos de abajo que le dan vida a esto". Esa declaración me cuadró por todos lados. El logo fue fácil: a la P y R con la coronita del logo oficial, las cambié las R y A nuestras. No tenía idea de diseño, lo hice a los ponchazos. Y como eslogan usé "Más allá del trío celestial, la banda que la da vida a nuestro dios pagano". Una cosa de pendejo fan.
–¿Y qué onda con tu padrino?
–Lo llamé y le dije "entrá a Redonditos de abajo…" Se volvió loco de la felicidad. Nunca me imaginé que se iba a prender. Con más limitaciones que yo, Teddy agarraba las notas que se publicaban, las pasaba en Word y me las mandaba a mí para que las dispusiera en la página. E inventamos secciones como "Fracciones de belleza", donde poníamos fotos escaneadas de polaroids sacadas por mi tío, que había estado en la casa de Indio. Además, logramos dar con Daniela Bottinelli, una mina que se había convertido en fotógrafa de los Redondos. De todas sus fotos, apenas cedía una al diario y el resto las acumulaba… La contactamos, nos juntamos en un bar; cuando llegó, tiró en la mesa infinidad de fotos inéditas. Fue "el" plus.
Nacer sobre el fin
Santiago y Teddy no tuvieron a las circunstancias de su lado. Es que empezaron con la página del grupo justo en un momento en el que éste entraba en una etapa de indefiniciones que luego, como todos conocemos, entró en fase de separación definitiva ("nuestra primera acción fue promocionar el show de Unión, que iba a realizarse a fines de 2001 pero que se suspendió"). Pero siguieron adelante, bancando a Skay, el primero del núcleo duro en reaccionar. "A él y a Poli los conocimos en El Imaginario Cultural de Palermo, cuando íbamos a ver a La Doblada, la banda de (el tecladista) Javier Lecumberry –revela–. Primero llegamos a Skay, porque tuvo una etapa muy prolífica cuando Indio todavía no tocaba. Lo íbamos a ver a todos los lados; con una bandera, incluso. Para esos shows de Skay, me hacía imprimir folletines y los tiraba a modo de promoción".
Santiago dice que aquellos años el sitio se estacionó, y que éste reaccionó cuando Indio empezó a tocar. “Y ahora, una vez que él nos eligió como medio para determinadas movidas, tenemos mil visitas por día en una época en la que no toca, y cerca de 10 mil en otra en la que sí, como ésta. Nos mandan mails consultando cómo comprar las entradas para grupo. Nos tienen como referencia de la producción. Es así”, completa.
–¿Pero cómo es que llegan a Indio?
–Te cuento. Ser el webmaster me llevaba tiempo y lo sentía como una responsabilidad. Y como tenía que terminar con la carrera, entro en conflicto con mi tío, que estaba más holgado de tiempo y me decía todo el tiempo "subí esto, subí esto otro". Yo ya estaba roto las pelotas. Y la página no crecía. Hasta que aparece Edgardo Kevorkian, Ega, un fotógrafo que podía ejercer como webmaster. Él queda al comando y, un buen día, termina reforzando una estrategia que nosotros habíamos encarado pero sin respuesta.
–¿Cuál estrategia?
–La de llevarle a Indio una carpeta con nuestro trabajo. "¿Les jode que le mande una carpeta al Indio con mis fotos?", nos preguntó Ega. Y tal como lo hicimos nosotros una vez, le tiró un book por debajo del portón en Parque Leloir. Pocos días después, a Ega le suena el teléfono. Atiende y le dicen "hola, soy Julio Sáez, mánager de Indio, tenemos tu carpeta… ¿Te gustaría sacar fotos en el primer concierto de La Plata? Vos tenés acceso a todo, sacá fotos desde donde se te cante". Desde entonces, cuando Indio quiere decir algo, nos usa como canal oficial.
–¿Cuál es el procedimiento para posteos oficiales?
–Manda un e-mail por Julio, quien borra en el reenvío la dirección de Indio, y dice "muchachos, esta es la gráfica de Gualeguaychú, publiquen mañana que tal día salen a la venta las entradas". Y esto se reproduce en todos los medios nacionales. Hace algo similar sólo con Rolling Stone. Pero tenemos una particularidad: cuando quiere comunicar algo que no tiene nada que ver con discos o shows, como cuando aclaró que no era millonario, lo hizo a través nuestro.
