Año 1995. Era la época del efecto Tequila y la crisis pegaba por igual en todas las industrias del país, incluida la televisiva, que por entonces veía crecer los segmentos horarios para el fútbol, los contenidos periodísticos y humorísticos, y no tanto de la ficción.
Sin embargo, fue también el año del surgimiento de dos grandes productoras independientes que cambiaron la manera de hacer TV: Cuatro cabezas y Pol-ka. En ese contexto, la productora de Adrián Suar que está cumpliendo 25 años de ficciones vio la luz con Poliladron.

Las fechas están apuntadas en el libro Estamos en el aire, de Carlos Ulanovsky, Silvia Itkin y Pablo Sirvén, que repasa las segunda mitad del siglo 20 en los medios argentinos.
Y recuerda que, en pleno declive de las clásicas telenovelas, la historia del “Nene” Carrizo sorprendió por su estética, por el insólito contexto para su historia de “chico-conoce-chica” y por sus invitados no convencionales (desde Bernardo Neustadt a Víctor Hugo Morales). Pero, también, porque sin desatender la trama romántica entre Carrizo y Verónica Vega (Adrián Suar y Laura Novoa) eran asesorados por la mismísima policía bonaerense.
Así, desde el comienzo de Pol-k, la realidad argentina fue fuente y espejo de las historias que decidieron contar.
Ravioles y psicoanálisis
Lejos de las telenovelas de la chica pobre (Andrea del Boca, Grecia Colmenares) que lograba cruzar la frontera de clases al casarse con el heredero; pero también lejos de los teleteatros más dramáticos (Alta comedia), Pol-ka llevó a las pantalla los conflictos cotidianos de diversos estratos del país: desde las clases medias empobrecidas hasta las más acomodadas.
De las primeras, la gran revolución fue Gasoleros, que en 1998 mostraba diálogos y conflictos similares a los que los televidentes escuchaban en la verdulería, con una escenografía que reflejaba la vida argentina: manteles de hule, pavas derruidas para cebar mate, souvenirs pasados de moda.
25 años de Pol-ka: Por qué "Gasoleros" fue una ampliación del barrio en la TV
"La reformulación de lo costumbrista con el humor, la clase baja y lenguaje más llano era algo que la audiencia estaba esperando", dice en el libro Estamos en el aire sobre Gasoleros Diana Segovia, guionista (o libretista, como se decía entonces) de otro éxito como Campeones.
Ese perfil de ficciones que hoy nos parecen naturales, eran una novedad entonces. Las personas en la pantalla hablaban como muchos de los que encendían la tele. Y tenían sus mismos problemas. En la misma línea fueron otras triras como El sodero de mi vida o Son amores.

Daniel Barone, director histórico de ciclos exitosos de Pol-ka, analiza desde la mirada de hoy esa gesta popular. "Muchas veces se menosprecia desde cierta prensa 'el costumbrismo de Pol-ka'", como si viviéramos en Amsterdam. Caminen por los barrios de Buenos Aires, allí encontrarán ese costumbrismo, se come asado el domingo y ravioles el sábado. Negarlo es negar nuestra identidad. El país es costumbrista", le dice a VOS.
Barone estuvo al mando de la otra especialidad de Pol-ka, no de las tiras costumbristas sino de los unitarios que, por el contrario, mostraban la realidad de otra fran ja social.
El primero se emitió en 1996. En la TV, Chiche Gelblung y Mauro Viale se disputaba el trono del reality show criollo. Cuando parecía que la TV sólo ofrecía discusiones a los gritos sobre jarrones y noches oscuras, apareció Verdad consecuencia, en la que un grupo de treintañeros enfrentaban problemas que no eran, justamente, parar la olla.

"Apartándose del tono convencional del teleteatro, Daniel Barone busca la estética de las teleseries, la textura cinematográfica y una iluminación que privilegia el diálogo sobre la acción", señalan en Estamos en el aire.
Fue el primero de una lista de unitarios en los que personajes de clase media, primera generación de psicoanalizados, exponían con acento argentino problemas de finales del siglo 20:identidades sexuales, TOCs, ataques de pánico o adicciones: Vulnerables, Culpables, Tratame bien, Locas de amor.

“Con esos unitarios inauguramos una franja que no es la mayoría de nuestros país, que tenían problemas como ‘Tengo 30 años y no junté un millón de dólares’ o ‘Soy gay y voy a tener un hijo’. Eso empezó a reflejar a un sector que también es Argentina y que tuvo la oportunidad de tener otro tipo de problemas”, evoca Barone.
El director estará a cargo, ahora, de la nueva ficción de Pol-ka, El tigre Verón, que como El puntero, se mete en los sectores populares de los movimientos sociales. En este caso, el de un líder sindical del gremio de la carne.
El mismo Barone se lo pregunta al reflexionar sobre el tema con VOS. Si el sector llamado "ABC1"(asimilado a la clase acomodada) antes veía televisión como todos los demás, ahora la sigue por otros dispositivos o streaming. "Es interesante pensar quiénes quedaron viendo tele abierta un día de semana a la noche", dice.