El pasado jueves 9 de noviembre estrenó el último capítulo de la segunda temporada de Loki en Disney+. Con la Sagrada Línea del Tiempo fuera de control, Loki (Tom Hiddleston) y el equipo de la Autoridad de Variación Temporal (AVT) deberán mitigar los daños y evitar la muerte de millones de individuos. A su vez, el Dios nórdico deberá pelear contra su desfases temporales, cuyo propósito final hará llorar a más de uno.
Para este punto de la historia de Loki, los fanáticos requieren un alto grado de conocimiento del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU por sus siglas en inglés) para no perderse ni un solo detalle. Cronológicamente hablando, la serie forma parte de la cuarta y la quinta fase del MCU y para ello es necesario comprender las (i)lógicas reglas que operan en el Multiverso.
Las producciones en torno a Loki y a otros personajes como Ant-Man tienen un entreverado más profundo en materia de ciencia y física que eleva la complejidad en el desarrollo de sus historias. Ese guiño ñoño a la comunidad marvelista reivindica la lógica trasmedia que opera en Marvel desde tiempos inmemorables y que invita a sus seguidores a estar actualizados y “googlear” todas las posibilidades existentes, reales o no, de lo que se ve en pantalla.
En la primera parte de Loki, los fans descubrieron el poder de Aquel Que Permanece (ya conocido como un desalmado conquistador en Ant-Man y la Avispa: Quantumanía), pero faltaba descubrir si Sylvie había hecho lo correcto al asesinarlo y si habría una respuesta a la ambivalencia inconsistente de su otro yo. Loki se remplanteará su título como “Dios del engaño o las mentiras” y terminará convirtiéndose en el Dios de nuestros corazones, eternamente y para siempre (para quienes ya vieron la serie, entenderán la referencia).
Loki 2: fortalezas y debilidades
Esta nueva parte de la historia es más psicológica, filosófica y psicodélica. Requiere un mayor nivel de concentración y vuelve a poner al espectador en modo detective. La crítica al viejo cánon de “héroe y villano” entra en una maraña de contradicciones que el espectador deberá prestarle mucha atención.
El viaje introspectivo que el hermano de Thor viene transitando hace ya tiempo va llegando a su fin. Loki se pone a sí mismo contra las cuerdas y se plantea el verdadero sentido de su existencia, sin perder su ironía, talento y elegancia, cualidades tan maravillosamente características de su personaje. Loki seguirá siendo Loki, pero con un poder más allá de los límites.
Quizás hubiera sido interesante desarrollar aún más algunos aspectos cínicos de la jueza Renslayer (Gugu Mbatha-Raw), el Cazador X-5 (Rafael Casal) y Miss Minutes. Si bien el lado oscuro Renslayer quedó muy claro en la primera temporada, se esperaba que en esta demostrara cierta grandeza de delirio por los sucesos que estaba viviendo junto a la inteligencia artificial color naranja con emociones.
Pero el personaje que más se desaprovechó hasta aquí fue el del Cazador X-5, el único obsesionado con tener una vida “normal” con un alto nivel de excepticismo que lo lleva a despreocupase por el resto de los seres que habitan las diferentes líneas temporales.
Uno de los capítulos de la nueva temporada desarrolla el momento exacto en el que el cazador pierde cualquier rastro de Humanidad (una interesante lógica de tesis/antítesis de Loki desde sus orígenes en el MCU), pero luego queda opacado en la estrategia de hipnosis de Loki. De igual manera, no sería extraño que su reciente llegada en carne y hueso a Marvel presente una posible continuidad de su historia en otras producciones.
Para ver
Tanto la primera la segunda temporada de Loki (los seis capítulos completos) están disponibles en Disney+.
