Love, Death & Robots es una serie antológica de cortos animados que este viernes estrena su segunda temporada en Netflix. La primera tanda tuvo una muy buena acogida por parte del público y de la crítica, y la nueva tanda de capítulos redobla la apuesta.
Lo interesante de la producción es la capacidad de captar tanto a espectadores habituados a ver animación como a los que no lo suelen hacer. Los episodios del volumen 2 duran entre cuatro y 15 minutos, y presentan diferentes técnicas de animación. Además, las historias y los géneros varían de un corto a otro, haciendo más sorprendente e impredecible la aventura del visionado.
Tim Miller, conocido por dirigir Deadpool y Terminator: Destino oculto, se unió con David Fincher (Perdida) con la idea de hacer películas y cortos animados con el sello que los caracteriza. Cómo no es un formato tan rentable como muchas productoras quisieran, debieron esperar a que alguna se interesara en el proyecto. Fue Netflix quien les dio la posibilidad (y la plata, claro) para desarrollar Love, Death & Robots.
“No podíamos estar más felices con la respuesta a la primera temporada de la serie. Fue exactamente el tipo de recepción que esperábamos por parte de los fans, pero que durante mucho tiempo se nos dijo que no sucedería”, reconoce Miller, que define a la antología como “una ráfaga futurista arraigada en el pasado”.
Para el volumen 2, a la dupla se unió Jennifer Yuh Nelson (Kung Fu Panda) como supervisora de dirección, y juntos buscaron directores de animación de todo el mundo con perfiles muy diferentes.
Para todos los gustos
Love, Death & Robots: vol 2. está formada por ocho episodios que abarcan géneros tan variados como la ciencia ficción, la comedia, el drama, la fantasía, la acción, y más. Cada uno aborda a su manera y con una estética particular temas como la inteligencia artificial, la inmortalidad, la exclusión del diferente y futuros distópicos tan cercanos como lejanos.
Varios de los cortos tienen momentos muy emotivos, pero también los hay violentos al máximo. De ahí que la calificación de la serie sea para mayores de 18 años.
En cuanto a la estética, hay momentos de una preciosura enorme. Imágenes que son dignas de ser enmarcadas en un cuadro. La escena de la ballena en Hielo o la aparición del gigante en El gigante ahogado son algunos ejemplos.
También hay obras de un realismo tan marcado que nos olvidamos que estamos viendo animación, como Un albino en el desierto o El refugio.
El espectador que se embarque en la aventura de Love, Death & Robots encontrará algunos cortos que se ajusten a sus gustos y otros que quizá no tanto. Pero el viaje vale la pena.
A continuación, tres cortos recomendados de Love, Death & Robots: Vol 2.
Servicio al cliente automatizado
En este corto futurista, las personas mayores viven en comunidades asistidas por tecnología. Así es como disfrutan de la relajación y la espiritualidad, con todas sus necesidades atendidas… hasta que sus sirvientes robóticos deciden matarlos.
Con una duración de 10 minutos, el corto que abre el volumen 2 de la antología tiene una animación original y un sentido del humor macabro. A lo Black Mirror, plantea un futuro no muy lejano en el que las máquinas podrían volverse en contra de nosotros.
Dirigida por Kevin Dan Ver Meiren, David Nicolas y Laurent Nicolas, y basada en una historia de John Scalzi.
La visita
Tan encantador como terrorífico, este corto de siete minutos está ambientado en la víspera de Navidad, cuando una niña y su hermano pequeño se quedan despiertos para ver a Papá Noel dejando los regalos que pidieron. Cortito y al pie, La visita dejará a los espectadores tan sorprendidos como a los protagonistas.
La producción está dirigida por Elliot Dear y basada en una historia de Joachim Heijndermans.
El gigante ahogado
“Cuando un cuerpo desnudo de 60 metros de altura llega a la playa de un pequeño pueblo costero, multitudes se reúnen para presenciar el espectáculo. Un científico local documenta la entrega del leviatán a la naturaleza mientras lo milagroso se vuelve, primero, mundano; y luego, olvidado por completo”, adelanta la sinopsis del corto que cierra el volumen 2 de la antología. Es el más filosófico de los títulos y uno de los más bellos estéticamente. Con cierto tono melancólico y una historia que invita a pensar.
Dirigido por Tim Miller y basado en una historia de J.G. Ballard.
