Arriverdeci. Adiós en italiano. Así se tituló el episodio final de la segunda temporada de The White Lotus, la comedia de HBO Max que enreda absurdo, tensiones de clase, erotismo y thriller con hoteles de cinco estrellas (o de más) como contextos.
En este caso, claro, la locación fue en la bota más extendida de Europa. En Sicilia, su extremo sur, para ser precisos.
Allí, Mike White, el creador de la serie, había dado pistas sobre cuatro muertes en el capítulo inicial, dato que tomó de rehén a los espectadores durante un desarrollo apasionante y con varias puntas animadas entre huéspedes, personal del hotel y personajes colaterales con pretensiones siniestras.
Una de ellas, acaso de narrativa más tensa, fue la que encarnaron dos matrimonios con sus respectivos hombres compañeros de facultad.
Por un lado el de Ethan (Will Sharpe) y su esposa Harper (Audrey Plaza), con libido por el piso pero blindado por el éxito empresarial de él; y por otro, el de Cameron (Theo James) y su esposa Daphne (Meghann Fahy), con sus miembros cachondos, más desinhibidos y sin que (al parecer) les afecte tanto haber quedado por debajo del umbral alcanzado por Ethan.
Ellos cuatro en el borde de la lógica swinger podrían haberse desestabilizado y entrar en un espiral de violencia incontenible que los hubiera llevado a la muerte.
¿Fueron sus cuerpos los que se mostraron embolsados por la policía forense en el capítulo inicial? No, porque White no toma caminos cortos ni previsibles, y en este caso se limita desenredar tensiones de pareja y seguir barriendo bajo la alfombra engaños y traiciones, según el caso.
La punta animada por italoamericanos varones (padre, hijo y nieto interpretados por F. Murray Abraham, Michael Imperioli y Adam DiMarco, respectivamente) en la búsqueda de sus antepasados se agotó con el rechazo explícito (en lengua madre) de una tía abuela y con el engaño de una prostituta lugareña (Simona Tabasco) al nieto ilusionado con llevársela a Los Ángeles.
Aun cuando diferentes circunstancias insinuaban un despertar mafioso de este trío, nada de eso pasó y sólo quedó la para historia una sentencia del “grampa” Bert, que redefinió una “maldición griega: “nuestro talón de Aquiles es nuestro pene... El pene de Aquiles”. Tal cual, su nieto Albie soltó 45 mil euros creyendo que con ellos se garantizaba el amor de Lucía.
Ahora bien, el chico de apellido italiano pero de nacionalidad estadounidense fue timado por una arribista italiana sin escrúpulos… ¡Ay! Pero más allá de este constructo repudiable y maniqueo, lo concreto es que ninguno de estos cuatro cuerpos relevados fueron los embolsados del comienzo.
En una historia súper coral como ésta, es inevitable que el narrador caiga en estereotipos o moralinas (sobrepone la seguridad emocional sobre la incertidumbre que subyace en el deseo visceral), lo que no inhibe a las capacidades de White para llevar al espectador de las narices a un desenlace inesperado.
Pero vamos a Tanya (Jennifer Coolidge), la multimillonaria atolondrada y confiada que viene de la primera temporada transcurrida en Hawai, Estados Unidos. Ella fue al resort siciliano por sugerencia de su esposo Greg (Jon Gries), con quien firmó un contrato prenupcial que especifica que él sólo puede heredar su fortuna con ella muerta.
Si a ese dato categórico se le suma la creciente pérdida de fidelidad de la fraternidad de gais aristócratas capitaneada por Quentin (Tom Hollander), con la que Tanya había pegado buenísima onda, sus posibilidades de sobrevivencia se empequeñecen.
Para colmo, su asistente Portia (Haley Lu Richardson) fue casi secuestrada por Jack (Leo Woodall), un taxi boy cooptado por la citada fraternidad y que fingía ser sobrino de Quentin. ¿Murió Tanya, entonces? El spoiler llega hasta aquí. Pero por las dudas, salúdenla con un afectuoso “Arriverdeci” de cara a una tercera temporada confirmada.
Según pudo verse en un momento de este episodio final, Cameron sugiere un reencuentro de “los cuatro” en Islas Maldivas.
Eso hace pensar que serán ellos (Cameron y Daphne más Ethan y Harper) quienes prolonguen su permanencia en The White Lotus, del mismo modo que Tanya lo hizo de la temporada uno a la dos, pero en ese paradisíaco país tropical en el océano Índico.
Islas Maldivas abarca 26 atolones con forma de anillos que se componen de más de 1.000 islas de coral. Mike White, a su juego lo llamaron.
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