No son igual de despampanantes, no han despertado el mismo fanatismo, no tienen dragones ni el poder de enganchar masivamente. Pero son dignas y están bien contadas. Si lo que te atraía de Game of Thrones era ese mundo fantástico medievalista, hay otras series que también van en busca de esas raíces y otras que sostienen el relato épico basándose en mitos escandinavos o bretones. Aquí, algunas que están disponibles.
Alerta de spoiler: no van a "reemplazar" a Game of Thrones ni esperes de ellas el mismo combo imbatible de acción, intrigas, espadas, política y sexo. Pero, por separado, tienen algunos de esos ingredientes.
Britannia
Basada un poco en la historia de cómo el Imperio romano llegó a Bretaña en el año 43 y otro poco en los mitos y leyendas en torno al mundo celta (druidas, drogas psicodélicas y elementos sobrenaturales), Britannia tiene una primera temporada interesante, con buena dinámica narrativa, con buenas escenas que recrean rituales celtas y grandes actores británicos (David Morrisey, de The walking dead, Kelly Reilly, de True detective). Quizá, desde una mirada crítica, el gran trabajo de fotografía y música es superior al del guion. De todas maneras, invita a maratonear. Está disponible completa en la app de Fox. Y este año lanzarán la segunda temporada.

Vikingos
Clásico entre los clásicos. La serie de Michael Hirst empezó mostrando sus dotes como historiador y como autor de ficción, dos cualidades que pocos reúnen bien balanceadas (quizá, otro que lo ha logrado es David Simon, periodista y autor de ficciones como The Wire). En sus primeras temporadas, Vikingos cuenta la historia de Ragnar Lothbrock, héroe de las sagas y poemas, y muestra sin caer en didactismos cómo era el estilo de vida de los habitantes de Escandinavia en el siglo VIII: sus estrategias de ataques, su economía familiar, sus rituales funerarios, su idea del Valhalla. Hasta cómo guerreaban las valkirias. La reconstrucción histórica es muy buena, el juego con la magia es sutil, y hay actores de varios países que se lucen. Decae tras la cuarta temporada. Pero hasta entonces, vale la pena. En Netflix.

The last kingdom
La serie británica tuvo la mala suerte de siempre estar a la sombra de Vikingos. Cosas que pasan en la industria, el tema es el mismo y la épica que narra, similar: cuando los vikingos comenzaron a atacar las costas de lo que hoy es Francia y Gran Bretaña. Pero si bien The last kingdom es más modesta en términos de producción, su guion es sólido y narrativamente avanza con paso firme. La serie está basada en la popular saga de novelas de Bernard Cornwell. El protagonista es Uhtred, un joven hijo de sajones que es secuestrado por los vikingos que asesinaron a sus padres y empieza a vivir como uno de ellos. Empezó como una producción de la BBC y luego pasó a Netflix. Allí están las primeras temporadas.

Knightfall
En este caso, la serie revive la historia de los llamados "monjes guerreros" y es una serie de culto para los fanáticos del mundo medieval, con el sello del canal History. Knightfall explora un determinado momento en la historia desde la perspectiva de los templarios, metiéndose en la política, la guerra y las costumbres de entonces. Los templarios eran una sociedad secreta, una orden militar poderosa y legendaria. La segunda temporada, que acaba de comenzar, tiene al reconocido actor Mark Hamill, que cambia el sable de luz de Luke Skylwalker, su popular personaje de Star Wars, por la espada medieval. En Knightfall es Talus, un veterano caballero templario, sobreviviente a un cautiverio de diez años en Tierra Santa. Se emite por History.

Norsemen
Las ficciones medievalistas se pusieron tan de moda que no tardó en llegar su parodia. Pensada para fans del género que puedan identificar tips, lugares comunes, giros habituales y personajes que responden a estereotipos, Norsemen probablemente sea una de las pocas comedias noruegas que los espectadores argentinos puedan ver en una plataforma de streaming. Aprovechando desde el humor hasta el bajo presupuesto (que no es tan bajo, después de todo), la serie está ambientada en la misma época y lugares que Vikingos y The last kingdom, pero se ríe de la solemnidad de las anteriores y convierte la violencia en desparpajo gore. Por Netflix.
