“Mi mejor amigo, desde la primaria, es Claudio Ferreño, la mano derecha de Alberto Fernández. A Alberto lo conozco desde hace 35 años. Alberto Fernández me coimeó un montón de veces. Lo conozco muy bien a Alberto Fernández”.
Con esas palabras, Walter Santiago, apodado el “Alfa”, se refirió días atrás durante una charla con sus compañeros al presidente de la Nación como si hablara con unos amigos en un bar, como si no supiera que lo estaban grabando en la televisión. Los más desconfiados dirán que, por el contrario, lo hizo adrede.
Como sea, el momento de la polémica fue pasado por alto por la producción del programa, quizás porque ellos sí conocen las reglas del juego… del juego televisivo.
Responsabilidad y límites
Los productores de Gran Hermano están preparados para “pescar” y replicar todo aquello que genere polémica y que muestre lo peor (o lo mejor) del ser humano de hoy. Así de grandilocuente suenan las premisas del primer gran reality mundial.
Pero ese equipo avezado también sabe de límites, de repercusiones y de las complicaciones legales que aquello que muestran puede traerle al canal. Por eso todo lo que se expone en la pantalla ha pasado por ese filtro. Quizás sea esa la razón por la que no pusieron al aire de Telefe el fragmento de la polémica.
Sin embargo las repercusiones salieron de las redes, caldo de cultivo para que muchos usuarios compenetrados con la trama del juego y dotados de mucho tiempo libre hagan su propia magia.
Los segundos que duraron las denuncias –¿o deberíamos llamarle críticas?– de “Alfa” a Fernández fueron compartidos por alguien en las redes que enganchó gracias a la transmisión de PlutoTV un momento “picante” en medio del tedio de la casa.
Elige tu propio recorte
“No habrá más secretos en la casa más famosa”, decía la publicidad de PlutoTV para atraer televidentes a su pantalla, que, además de pertenecer al mismo grupo que Telefe, tiene el plus de ser de descarga gratuita.
No es la primera vez que Gran Hermano ofrece transmisión en directo todo el día, pero en esta edición las condiciones generales cambiaron y el uso exacerbado de las redes sociales colaboran para que el cóctel sea explosivo. Para que funcione a varios niveles.
Una estrategia muy diferente es la que usan otros realities similares como El hotel de los famosos (El Doce), en los que la producción toma el control absoluto de lo que se muestra en la pantalla.
De hecho, ese famoso “recorte” fue duramente criticado por varios de los que pasaron por el ciclo asegurando que lo que se había mostrado en realidad era sólo “una parte” de lo que pasaba en el hotel y que ellos no se sentían identificados con la imagen que mostró el programa.
El caso más resonante fue el de Emily Lucius, quien aseguró no ser como la persona (o el personaje) que había creado el reality de ella. ”Hubo muchas cosas que no salieron”, dijo la modelo e influencer para excusarse. Y habría que responderle: ¡pues claro!
Los riesgos
Lo que en definitiva viene a desnudar lo ocurrido con Alfa y el Presidente es que la transmisión 24 horas es un plus para impulsar y acrecentar el interés por el programa, pero suma un riesgo con el que hay que saber lidiar: la edición de la gente.
Días atrás se viralizaron imágenes de una joven participante de Gran Hermano España que, luego de ser abusada en la casa tras encontrarse inconsciente, fue obligada por la producción a ver el momento de la violación.
Las imágenes del abuso por supuesto no fueron expuestas, pero la reacción desesperada y angustiante de la chica sí fue transmitida y ahora se viralizó en Argentina como una señal de alerta que nos advierte sobre lo que puede pasar.
¿Qué pasaría si en esas transmisiones en vivo ocurrieran situaciones de violencia (no tan graves como las de España) que luego son replicadas en las redes hasta el hartazgo por los propios usuarios? ¿Qué debería hacer Gran Hermano Argentina?
En el caso de las relaciones consentidas, la producción ya estableció un mecanismo para poder advertirlas, pero queda un sinfín de violencias que podrían escaparse de esa regla.
Y seguramente cuando algo de eso ocurra habrá alguien mirándolas y, con mal tino, alguien amplificándolas en las redes.
