El 7 de noviembre de 1986 marcó un antes y después en la vida de Fito Páez cuando un criminal asesinó a su tía Belia y a su abuela Pepa.
El cantante, que perdió a su mamá cuando tenía ocho meses, fue criado por estas mujeres y en más de una oportunidad contó que para él, Belia y Pepa cumplieron el rol de madres en su vida hasta que Walter De Giusti, quien había sido compañero de la escuela de Fito, las mató.
Las mujeres aparecieron muertas en su domicilio, junto con una joven que trabajaba en la casa, ella se llamaba Fermina Godoy, tenía 33 años y estaba embarazada. La tía de Fito y la empleada fueron acuchilladas, mientras que su abuela recibió un disparo en la cabeza.
Al momento de los crímenes, Fito estaba en Río de Janeiro por compromisos laborales.
Los crímenes fueron tan macabros como confusos. El asesino no fue identificado hasta meses después, cuando la policía dio con una mujer que portaba las joyas que habían pertenecido a la abuela de Páez.
Cuando los efectivos le consultaron cómo las había obtenido, ella contó que su amante, Walter De Giusti de 24 años, se las había regalado.
Walter, al ser detenido, confesó el crimen y fue condenado a cadena perpetua. Cabe destacar que el criminal pasó los últimos años de su vida con arresto domiciliario por padecer VIH, enfermedad de la que murió en 1998.
