Del lado del fandom, el estreno de Los anillos de poder esta semana era tan esperado como temido. Esperado porque el mundo que creó J.R.R Tolkien es mágico, extenso y amado. Temido porque su extensión hace difícil de llevar a la pantalla y porque las adaptaciones últimamente tienen tanto potencial como deseos de vuelo propio que no siempre logran un buen aterrizaje.
Tolkien publicó el primer tomo de El señor de los anillos (Esdla) en 1954. Libros y películas después, el amor por su universo no deja de crecer. El escritor puso mucho cuidado: mitologías, lenguas, árboles genealógicos, amores inolvidables, música, poesía, culturas variadas.
Por eso, la trilogía de películas de Peter Jackson son aplaudidas 20 años después. Su fidelidad y su balance entre artesanía y efectos especiales no caduca. Pero las trilogías de El hobbit, aun del mismo director, ya son saco de otro costal. Aunque valoradas, hubo más críticas. ¿Signo de época o apreciaciones justas? Esa segunda entrega profundizó adaptaciones en pos del género (como cuando puso a Arwen a manejar una espada y reemplazar a Glorfindel), e introdujo a personajes propios como Tauriel que fueron blanco de comentarios negativos.
Lo cierto es que adaptaciones fieles a los libros (en todas las sagas) y con presupuesto acorde suelen tener crítica positiva y las que se alejan, no. Puede haber celo exagerado de los fans, que ante cambios mínimos consideran mancillado un terreno amado hasta lo reverencial.
Miedos u oportunidades
Las preocupaciones que hay con Los anillos de poder vienen mayormente por ahí. La serie transcurre durante la llamada Segunda Edad en la saga de Tolkien, terreno aún no explorado en pantalla y caótico incluso en los libros. Los derechos de la serie son sobre los apéndices de Esdla. Esta época transcurre cientos de años antes de los eventos de El hobbit. Lo principal que ocurre en esta era es que “el mal”, luego de ser vencido por los elfos, busca reconstruir su poder, lo que llevará a la forja de los anillos.
Así, personajes de diferentes razas deberán enfrentarse a esa amenaza. Habrá posibilidad de ver lugares ya conocidos pero en épocas anteriores, como el reino enano de Khazad-dûm, que luego de su caída pasó a denominarse Moria.
Entre los personajes conocidos por el público de las películas están, por ejemplo, Galadriel (Morfydd Clark) y Elrond (Robert Aramayo). Entre los que no, pero que son del libro se cuentan: Gil-galad (Benjamin Walker) y Celebrimbor (Charles Edwards). Y entre los nuevos aparecen los pelosos (antepasados de los hobbits), como Elanor Brandyfoot (Markella Kavenagh); o el elfo Arondir (Ismael Cruz Córdova).
Con la introducción en los sucesos de esa edad de una reina enana nunca mencionada, de precursores de los hobbits que nunca tuvieron palabra en la historia de la Tierra media, o de personajes de piel oscura (clásico motivo de queja en estas adaptaciones, frágil muestra de racismo) ya los fans empezaron a preocuparse.
En diálogo con Vanity Fair, los showrunners Patrick McKay and JD Payne confesaron, como fans del género: “Sabemos lo que es estar esperando algo y tener miedo de que no sea lo esperado”.
El espíritu de dos grandes creadores está presente. J.A. Bayona, director de los dos primeros episodios, dijo a Associated Press: “Nos enfocamos en los libros. Creo que lo que Peter Jackson hizo genialmente fue capturar el espíritu de Tolkien, así que Tolkien fue siempre la luz a seguir, esa fue nuestra guía, y en ese sentido regresé a los libros”.
Lindsey Weber, una de las productoras ejecutivas, declaró a Vanity Fair, sobre la búsqueda de inclusión: “Se sintió como algo natural, para nosotros, que una adaptación del mundo de Tolkien reflejara como el mundo realmente se ve. Tolkien es para todos. Sus historias son sobre sus razas ficticias que están haciendo lo mejor que pueden al abandonar el aislamiento de sus propias culturas y unirse”.
Por si todo esto no deja tranquilos a los fans, hay una buena noticia que es un hecho indiscutido. La serie es una de las más caras de la historia y sus cinco temporadas están estimadas en un costo de mil millones de dólares según Vanity Fair, aunque Amazon se negó a precisar la cifra exacta.
Así es el primer capítulo de “Los anillos de poder”
VOS tuvo acceso al primer episodio antes de su estreno. La producción es sencillamente bellísima y con una calidad de película, con paisajes, música (de Bear McCreary) vestuarios (y personajes que prometen estar) a la altura de las trilogías de Jackson.
La historia comienza con Galadriel y la historia de lucha de su familia contra “el mal”, Morgoth, de quien Sauron es aprendiz. Aunque en la obra de Tolkien no se la describe con una espada en la mano, no es tan difícil imaginarla así por su activo papel en la historia de su pueblo y en la organización de la Tierra Media.
Como sea, una Galadriel más lejana a la reina-diosa que vimos en Esdla y más cercana a una joven rebelde iba como anillo al dedo para contar esta historia en este momento y está explotada a fondo, sin olvidar su futuro: hay una toma en la que la mirada de Morfydd Clark casi parece la de Cate Blanchett. La princesa élfica está en camino de convertirse en la líder que será.
Aunque no es la única protagonista, sobre sus hombros recae y parece que recaerá la mayor parte del peso de esta historia. Galadriel es una admirada comandante pero también una loca que insiste en que el mal no ha desaparecido. Nadie, ni sus amigos, le creen, y eso la hará tomar decisiones difíciles desde el principio
El primer capítulo, de una hora de duración, introduce sin apuro personajes y lugares, con mapas y nombres para ayudar al público a orientarse. Aunque es la Tierra Media, no es la que conocemos de las películas.
La serie subraya que este universo es más complejo y menos lineal que el que conocimos. Hay intereses en pugna, hay dudas sobre lo que debe hacerse, hay nuevos rostros y hay pasados de los conocidos. Lo que plantea está muy bien planteado y numerosos detalles muestran el cuidado en reflejar eso, la variadísima paleta de colores de la historia de los anillos. Además, se ofrecen algunos elementos que un fan de Tolkien habrá esperado ver toda la vida, como los niños élficos.
Pero lo más importante es la atmósfera: la capacidad de volver a sumergirnos en el mundo de El señor de los anillos, donde no hay espacio para pequeñas miserias, crueldades ni impactantes imágenes de sangre y otras yerbas, sino aires de gran gesta épica, de que lo que se pone en juego es el destino del mundo y que somos parte de ese viaje.
Para ver
Los anillos del poder. Estreno de los dos primeros episodios el jueves 1 de septiembre a las 22 en Amazon Prime Video, luego un capítulo por semana.
